Muy buenas querido lector, ya sé que ando algo desaparecido, de hecho hace mucho tiempo que no escribía nada en el blog, pero ya me he decidido y vamos a intentar cambiar esta tendencia. Espero que me sigáis acompañando en este camino o carrera en esta nueva etapa. Hoy quiero mostrarte las enseñanzas de hacer un Ironman aplicadas al Marketing Digital.
Los que me conocéis, sabéis que uno de mis pilares claves en mi día a día es el deporte. Me gusta, disfruto, sufro, como un bellaco, pero es muy importante para mí. Es por ello, que hoy quiero hablaros en este artículo lo que ha supuesto hacer un Ironman y las enseñanzas que me ha aportado para poderlas aplicar al marketing digital.
El pasado 14 de julio me enfrentaba a mi tercer Ironman, en los últimos tres años, en la ciudad de Vitoria. Una de las pruebas más bonitas y la vez más duras que una persona, sea atleta popular o de élite, se puede enfrentar.
Si no lo sabes lo sepa, el Ironman es un prueba que se compone de tres disciplinas, aunque el triatlón es un único deporte, Natación – 3.800 metros-, Ciclismo -180km- y, para finalizar, toca correr un maratón – 42km-. ¿No está mal, verdad?
Como te podrás imaginar, para poderla hacer bien, se necesita mucha preparación y una gran disciplina, por ello, voy a destacar aquellos puntos que me han servido para aplicarlo al Marketing Digital, y por qué no, a la vida en general.
Vamos a ello.
Tabla de contenidos
Aprendizaje de hacer un Ironman
Antes de entrar en detalle, voy a hacer una pequeña crónica de lo que supuso este tercer gran reto al que me enfrentaba, para que puedas tener un contexto más claro de lo que puede suponer y extraer los conceptos que voy a plasmarte a continuación.
Si queréis saber algo más de mí, podéis visitar este post Marketing Digital y Deporte, dos conceptos que se entrelazan donde hablo de otro reto que superé y cuenta la historia de Carlitos.
Los que me conocen o me siguen por mis redes sociales, saben que pertenezco a un club de triatlón llamado 2xTri el cual nos dedicamos a hacer triatlones de larga distancia.
Antes de comenzar la temporada, fijamos unas fecha clave en el calendario con los eventos más destacados para que los miembros del club se apunten a las pruebas que más nos interesan.
Así que, por la espinita que tenía el año pasado – no pude acabarla – mi meta estaba puesta en Vitoria, además coincidía en que era la primera vez que se iba a hacer bajo la franquicia IronMan.
Para ello, este año lo tenía claro, tenía que entrenar a tope y cuidarme, y mucho, la alimentación. Lo que me llevó a seguir con mi preparador, Santi Martínez y dejarme asesorar en alimentación, por su hermano, Kike Martínez, ambos competidores PRO de pruebas de Ironman.
La preparación comenzó en Enero. Para que te hagas una idea estaba con un peso de 84kg y mis resultados no eran los esperados, al menos, para mí. Pero gracias a mi entrenador, nutricionista y los componentes del equipo fui poco a poco llegando a mi punto óptimo, alrededor de 72kg cuando tomé la meta de salida.
No voy a entrar a todo lo que hice, porque podría ser interminable, pero para que te hagas una idea, pasamos de entrenar unas 12-14 horas semanales a más de 20 en el bloque final, obviamente doblando todos los días los entrenamiento. En resumen, se podría dividir de la siguiente manera el entrenamiento:
- Bicicleta: 2-3 salidas, dos de ellas solían ser rodillo más una tirada larga de mínimo 5 horas los sábados.
- Natación: 3-4 días por semana.
- Carrera a pie: 3-4 salidas, dejando la tirada larga para los domingos, desde 1 hora y 40 minutos hasta 2 horas y 30 minutos.
- Gimnasio: un día a la semana.
A medida que iban pasando las semanas me iba encontrando mejor de forma, es más, pude mejorar todas mis marcas personales que tenía hasta la fecha.
- Mejorar mi MMP en 10K
- Mejorar mi MMP en 21K
- Mejorar mi MMP en un olímpico de triatlón (1,5 nadando, 40km en bicicleta y 10 km corriendo)
- Mejorar mi MMP en un half (1,9 nadando, 90 km en bicicleta y 21km corriendo)
Con este histórico y con los deberes hechos, el entrenamiento y la alimentación habían dado su fruto, iba con todas las ganas del mundo a por la prueba reina, eso no quiere decir que no le tuviera respeto, todo lo contrario. El acojono era máximo.
Los días previos fueron menos intensos que otros años. En este caso, llegamos el viernes (la prueba era el domingo) con todo preparado: alimentación – sí, nos la traíamos de casa, no queríamos sorpresas -, suplementación, la ropa técnica, la bicicleta recién revisada y, sobre todo, las ganas.
Una vez allí, en Vitoria, te dedicas a dejar todo el material deportivo en sus correspondientes transiciones, acudir a la feria del corredor, hacer activación (deporte con poca intensidad) y a descansar, esto es clave.
Llegamos al día de la carrera. Son las 4:45 de la mañana, suena el despertador. Ya, por fin, es el día. He dormido bien, llevo en la cama desde las 20:30. La primera batalla, la del sueño, la he ganado.
Desayuno, lo entrenado durante estos meses atrás, sí entrenamos hasta el estómago, me preparo lo que aún no había dejado en la T1 (transición de ciclismo), y me voy a coger el bus que nos deja en Landa, lugar donde se realiza la natación.
Llegamos, bajamos del bus, las caras lo dicen todo, hay nervios, lo normal previo a una prueba como esta. Voy a revisar la bicicleta, todo perfecto pese al mal tiempo que se preveía por la noche. Dejo el material preparado, caliento con las cuerdas de plástico y me pongo el neopreno para hacer el calentamiento en el lago.
¡Dan el aviso! Queda menos de 30 minutos para comenzar. Me voy a la salida, me pongo en mi cajón y es hora de esperar.
Empiezan a salir los primeros participantes, los pros. A posteriori, en una secuencia de 7 triatletas, vamos saliendo cada 4 segundos organizadamente (una gozada por cierto), es mi turno, estoy nervioso, ya no hay marcha atrás y me lanzo al agua.
Me esperan 3.800 metros, en una sola vuelta, para comenzar la segunda parte.
La natación sale decente, no al ritmo esperado pero mejor que el año pasado. Los metros, es la primera vez que me pasa, salen clavados 3.800 metros. ¡Bien!, ya ha pasado el calvario del agua, porque en líneas generales me resulta un sufrimiento.
Comienza el segundo segmento la bici, mucho más preparado que los años pasados y con más experiencia, sé que no tengo que pasarme, sino lo pagaré en la carrera a pie. Así que en los primero kilómetros veo que voy demasiado fuerte, con vatios superiores a lo que me había dicho mi entrenador, decido poner un poco el freno y ser muy riguroso con este tema.
A lo largo del circuito en bicicleta me encuentro cómodo, voy a un buen ritmo, la alimentación está siendo perfecta, con los avisos cada 30 minutos para comer, tal es así que se me hace hasta corta, seguramente debido al gran número de entrenamientos que tuve que hacer en solitario.
Llego a la T2, con los vatios y el tiempo que teníamos marcados en ciclismo, había salido todo rodado. Es mi momento, la carrera a pie, la disciplina que mejor se me da.
Hago una transición rápida, para lo que estoy acostumbrado, me pongo las zapatillas, la visera, el dorsal y cojo la suplementación, me quedan 42km por delante para conseguir el objetivo.
Salgo demasiado fuerte, decido poner el freno, como en la bici pero me cuesta mucho más, digo “es mi sector” pero al “tío del mazo” le da igual, no tiene piedad sea o no sea tu sector. Tal es así, que en el kilómetro 8 me digo “Carlos, es momento de sobrevivir, hay que acabar como sea” Dicho y hecho. Me pongo a correr a un ritmo cómodo, sin apretar en exceso, parando, sí parando, en todos los avituallamientos para reponer fuerzas e hidratarme.
Va pasando el tiempo, veo a mis amigos, me dan ánimos, fuerza… es un subidón, no les puedo fallar… pasan las vueltas, llega la última, ya veo el final, la emoción empieza a invadir mi cuerpo, a este ritmo bato mi mejor marca… llega la última recta, veo la meta, ya sólo me queda un giro de 180º para cruzarla.
10 metros, 5 metros, 3 metros…. la cruzo, lo he conseguido, mi tercer intento de hacer un Ironman y mi segundo triunfo con esta prueba. Encima, he batido mi mejor marca con 10 horas y 50 minutos.
¡Sólo puedo estar más que contento! Veo a mi entrenado Santi, el animal ha acabado séptimo, a mi amigo Raúl, a mi “hermana” María, me abrazo con todos, estoy exhausto pero eufórico.
Es el momento de disfrutar, de saborear el logro conseguido. Y de plantearme nuevos retos.
Y, hasta aquí, la crónica.
Como podrás ver, se puede extraer muchas conclusiones para aplicar al Marketing Digital y qué, inconscientemente, ya lo hacemos.
Planificación
Como digo en mi método MAPAM, la planificación es uno de los puntos más importantes a la hora de alcanzar tus objetivos y por ende, tus metas. Por ello, debemos tener muy presentes que una prueba de este calibre conlleva unos pasos muy marcados y de larga duración.
Son pruebas realmente duras que no todo el mundo está preparado para poder hacerlas. Por ello, antes de lanzarte a la piscina, asegúrate que:
- Tu condición física es la óptima
- Has hechos las pruebas necesarias para que todo esté en su sitio (prueba de esfuerzo, por ejemplo)
- Tienes especialista a tu lado. Especialmente, un entrenador que te guíe y asesore.
- La nutrición, para mí, uno de los pilares fundamentales en este tipo de pruebas y clave para alcanzar la meta.
Para que te hagas una idea, yo he planificado absolutamente todo. Por ejemplo, la alimentación en carrera: desde los hidratos de carbono que tenía que tomar cada hora subido en la bici, el agua que debía de consumir, las sales ingeridas… no puedes dejar nada a la imaginación. Debe de estar todo bien medido y controlado.
Así mismo, los entrenamientos también van evolucionando, y no es el mismo volumen de horas de trabajo al que te enfrentas cuando estás a falta de 6-8 semanas que cuando acabamos de comenzar el entrenamiento.
¿Ves la coincidencia con el Marketing Digital?
Al final, no te puedes lanzar a un proyecto, sea de la categoría que sea sin estar preparado y con una planificación previa. O intentar alcanzar cuotas sin tener un equipo que te ayude o asesore.
Habrá temporadas en que la carga de trabajo sea superior o que para propuestas importantes tengamos que dedicarle más tiempo. Así que, a respirar y a organizarse.
Eso sí, no te pares a pensar demasiado y ¡hazlo!
Los objetivos son importantes pero NO lo más IMPORTANTE
Es posible que esta afirmación ya me la hayas oído, pero es que la considero básica para no ofuscarte.
Obviamente hay que marcarse objetivos. Sin retos que superar, sin ese gusanillo de competición, no te exprimes al máximo. Pero, si no se cumplen, no pasa absolutamente nada, si has hecho todo lo posible, te has esforzado al máximo y, por las razones que sea, no se han cumplido, toca analizar, ver en lo que hemos fallado y mejorar.
Otra visión muy diferente sería, si todo tu esfuerzo no se ha desempeñado para cumplir con ese objetivo.
Por ejemplo, hace dos años no pude acabar el Ironman, problemas mecánicos en la bici ajenos a mí me impidieron cruzar la línea de meta, pero estos problemas los hubiera podido solucionar si hubiera llevado todo el material adecuado.
¿Fastidiado? Por supuesto, pero cuando lo piensas fríamente debes de quedarte con lo mejor y valorar lo realizado y verlo como un aprendizaje.
A veces se gana y siempre se aprende
Relacionado con el punto anterior, no todo es ganar en esta vida, como ejemplo, lo que me sucedió a mí en el Ironman de 2018. Por muy bien preparado que iba, hay algunos puntos que tú no puedes controlar. Pero de todo se aprende…
¿De qué me sirvió? De tener más ganas que nunca en volver a hacerlo, llevar la mejor preparación hasta la fecha de un Ironman que haya hecho y, sobre todo, no dejar nada en el aire y ver absolutamente todas las posibilidades que pudieran haber en carrera para evitar fallos pasado.
Así que, si alguna vez metes la pata con un cliente, todos, repito todos, la hemos fastidiado o equivocado, tómatelo como un aprendizaje y no te fustigues.
Constancia y perseverancia
Una de las claves en este deporte, en los negocios y, sobre todo, en la vida, es tener constancia y perseverancia. Una máxima que yo me lo aplico tanto al deporte como a mí día a día.
El deporte me ha enseñado estos dos conceptos/valores que aplico en todas las facetas y te puedo decir que es un plus para poder alcanzar tus metas.
¿Qué duro? Por supuesto, pero nadie dijo que cruzar la línea de meta final fuera fácil.
Fortaleza mental
No es que sea Rafa Nadal, ya me gustaría, pero es una de las claves para poder realizar una prueba de este calibre.
Siempre me lo comenta mi entrenador “lo más importante importante en una prueba de estas características es ser muy fuerte de cabeza”.
Imagínate lo que estar nadando sólo durante 3.800 metros, luego 180 kilómetros en bicicleta para posteriormente ponerse a correr un maratón. Es duro, muy duro. Por eso, si vas bien entrenado, y tienes una cabeza fuerte, se te hará todo mucho más llevadero.
Del mismo modo, ante las montañas rusas que pueden venir en el Marketing Digital, ya sea por clientes propios, marrones en la agencia donde trabajes o por las causas que sean, mantente fuerte y no te vengas abajo, lo peor siempre pasa.
El camino se construye poco a poco
Obviamente si comienzas a hacer deporte ahora, tus metas no deben ser las mismas que las mías, todo lleva una adaptabilidad y un tiempo.
Por ejemplo, mi hermano ahora está empezando a correr, se ha puesto una meta muy sensata, prepararse para correr una 10k. Es posible que para las personas que ya son unos destacados veteranos en estas lindes, 10 kilómetros les parece poca cosa, es normal, pero para una persona que recién comienza con esta práctica le resulte un mundo. Así que tranquilo, primero el uno y luego el dos.
Paciencia, hay que construir poco a poco ese camino para alcanzar el éxito. De igual modo, no pretendas saberlo todo del Marketing Digital, es imposible, céntrate en una rama y haz de ti el mejor en ese campo, dentro de tus posibilidades.
No todo el mundo vale
Y aquí un poco de realidad, deja de lado las tonterías de las frases tipo “Si crees que puedes hacerlo, hazlo”, “si puedes soñarlo, puedes hacerlo”… y memeces varias. Esto no consiste en soñar, en tener pasión y estas típicas chorradas que abundan en las RRSS. Se trata de sacrificio, de ser organizado, de tener aptitudes y actitudes para desempeñar estos retos.
De igual modo, para el Marketing Digital, no todo el mundo vale de la misma manera que no todas las personas pueden ser médicos.
Así que aléjate de estos vendehumos que por hacer un máster, curso o training – que están homologados por la universidad de Sebastopol – te dicen que vas a ser un experto (como odio esta palabra en este contexto) en el desempeño del marketing digital. ¡Es rotundamente falso!
De toda la oferta que hay, al menos en Valencia, se salvan un puñado de cursos o másteres. Pero bueno, no quiero centrarme en este punto, ya escribiré un post más adelante sobre estos encantadores de serpientes.
Para finalizar con este IronMan
Pues aquí te he contado un post algo más personal, algo que tenía muchas ganas de escribir y de contar. La relación y aprendizaje que veo entre hacer un Ironman y el Marketing Digital.
Como has visto, el camino hasta cruzar la meta no ha sido fácil, pero todo lo aprendido ha valido la pena para plantearme los nuevos retos que me aguardan y que quiero realizar en el año 2020.
¿Qué cuáles son? En el post del año que viene lo verás, de momento me puedes seguir en mis RRSS donde estoy contando mi día a día en la preparación del maratón más bonito del mundo, Valencia.
¿Qué te ha parecido las enseñanzas de hacer un Ironman aplicadas al Marketing Digital? ¿Qué práctica deportiva o no deportiva te ha ayudado en el día a día?
Nos vemos en alguna carrera. Gracias por leerme.
Carlos Miñana
En la actualidad gestionando al equipo de SEO y Email Marketing & CRM en Digital Menta y en mis ratos libres intento ser un triatleta.